Baila el alma a su compá.
Mu por debajo de la simiente
que le llora almíba al lagrimá.
Cales de tarantos quiebran
la percha de sus jechura.
El brillo del beso sin labios,
sueños quieto, mecíos en cuna.
Recogío a su querencia lleva
rozar las nube del suelo…
y hace un espigón su raza
de flamenco camaronero.
Clavándole entr’espalda y pecho
la hería con la que le habla al silencio
ronea con volantes prestaos...
fraguas de seguiriya y tormentos.
Toreo de alma de pederná,
chispa profunda y sales entre dedos.
Camino bajo, profundo va…
Buscándole pozos a las sombra,
requiebros de mirabrás…
Donde la música del sentimiento
abona la carne ferti aún por dentro.
Ahí es dond’está.
Ahí es donde torea…
Un flamenco, un flamenco