Necesito que me digas
por lo bajíni
qué te quiero.
Cuando solo quee
un segundo
en nuestra despedía.
Y me cortas
el aire con los suspiro
del pensamiento, y enarbolas
en mis labio las primeras
flore de melancolía.
Te estoy esperando a que me llames
y pronuncies mi nombre.
En ese justo momento…
Yo hago como, que, mis oído cierro.
Como ventana encajada,
que quiere y que no quiere,
dejà los rayito del sol entrà
a la habitación de mi cuerpo.
Todo es, ese segundo.
Todo ese, el que’pero
-desde el primero-.
Dime así como sin
querè queriéndolo.
Dime por lo bajíni…
Te quiero, te quiero, te quiero.